Las rosas son una de las flores más cultivadas del mundo. Muy apreciadas por su aroma y su forma característica, se encuentran en muchos jardines. Existen miles de variedades diferentes.

Desde la antigüedad, poetas y pintores la han asociado a diferentes símbolos y han representado su amplia gama de colores.

Dato:

Los pétalos de todas las rosas son comestibles. Dependiendo de su variedad, pueden añadir sabor y color a tus platos.

PLANTA

Para un buen desarrollo, tu rosal necesita al menos medio día de exposición al sol. La exposición ideal es, por tanto, el sureste o el suroeste. Elije un suelo abonado para la plantación del rosal.

Antes de plantarlo, refresca las puntas de las raíces. Una vez que tu arbusto esté en el suelo, riega abundantemente durante 3 semanas.

Planta tu rosal entre mediados de octubre y mediados de mayo. *El periodo varía según la variedad y la zona geográfica de plantación.

CUIDADO

El mantenimiento de los rosales es sencillo pero necesario para que florezcan.

En general, la poda se realiza en primavera, una vez pasadas las heladas. Para ello, corta las ramas a aproximadamente 1 cm por encima del tercer brote.

Durante la floración, riega una o dos veces por semana. Evita mojar el follaje para limitar los riesgos de enfermedades.

Por último, una dosis de abono líquido para rosales después de cada floración aportará a la planta los nutrientes que necesita.

La roya del rosal y el oídio son las enfermedades más comunes, aunque dependen de la variedad. Corta y quema las hojas afectadas por estas manchas anaranjadas.

RECOGER

No está prohibido coger algunas de las flores de su arbusto para hacer un ramo o preparar recetas originales, sino todo lo contrario. Sin embargo, asegúrate de hacerlo de forma parcial y gradual.

A finales de otoño, es posible cosechar los escaramujos maduros. Se trata de las pequeñas bayas que producen los rosales cuando se marchitan. A continuación, puedes abrirlas para recoger las semillas.