El acolchado es una técnica esencial para que tu huerto florezca. Permite recrear las condiciones de crecimiento de las plantas tal y como se encuentran en la naturaleza.

El acolchado de tu jardín consiste en cubrir la tierra a los pies de tus plantas con un mantillo hecho de diferentes materiales de origen natural, orgánico o mineral.

Puedes aplicar esta técnica en cualquier parte de tu jardín, pero debes respetar ciertas reglas y elegir el mantillo adaptado a tus cultivos para que sea plenamente eficaz.

Los beneficios del acolchado para tu huerto

Si se realiza correctamente, el acolchado te aportará toda una serie de ventajas que mejorarán el desarrollo de tus cultivos y facilitarán la gestión de tu huerto.

  • Menos riego: el suelo desnudo facilita la evaporación del agua de las plantas. El mantillo natural ayuda a limitar estos fenómenos y actúa como una esponja para una mejor absorción del agua en tiempo de lluvia. También actúa como una cubierta gruesa que mantiene el suelo fresco y evita que se seque en verano.
  • Evita el fenómeno del taponamiento: los suelos arcillosos y limosos tienden a compactarse y a formar una costra en su superficie después de la lluvia. Cubrir el suelo con un mantillo vegetal, por ejemplo, ayuda a evitar este fenómeno.
  • Menos malas hierbas: proteger tu suelo de la luz con un mantillo evitará la proliferación de malas hierbas.
  • Un suelo más fértil: durante su descomposición, su mantillo se convertirá en humus y enriquecerá su suelo con nutrientes esenciales para el crecimiento de las plantas.
  • Cultivos menos sucios: sus cultivos rastreros (fresas, pepinos, melones) ya no estarán en contacto directo con el suelo, sino con su mantillo.
  • Promueve la vida en el suelo: el mantillo proporciona una capa protectora que reduce las variaciones de temperatura y humedad. También favorece el desarrollo de la vida microbiana en la superficie, lo que permite la liberación de los nutrientes necesarios para el desarrollo de las plantas (mineralización).
  • Reduce el riesgo de enfermedades: la barrera física del mantillo reduce la propagación de enfermedades que se transmiten por el estallido de las gotas de agua al llegar al suelo. Este es el caso, en particular, de las esporas de moho que se proyectan de este modo sobre las hojas y los tallos cercanos al suelo.

¿Cómo elegir el mantillo?

Existen dos categorías principales de mantillo: el mantillo mineral y el mantillo orgánico. Incluyen diversas variedades y tendrás que encontrar la que mejor se adapte a tu suelo o al tipo de cultivo que deseas realizar.

Mantillo mineral

No es biodegradable y su uso se recomienda para plantas que puedan adaptarse a climas cálidos y secos.

Hay varias variedades de mantillo mineral, como pizarra triturada, grava o piedras planas. El más utilizado es la puzolana: es una roca volcánica rica en sílice cuya estructura de panal es un buen aislante térmico.

Mantillo orgánico

Más allá de su función de protección del suelo, este tipo de mantillo tiene propiedades fertilizantes cuando se descompone y se convierte en humus (compost). Se puede dividir en dos categorías según su velocidad de descomposición.

Mantillos de larga duración > 4 años

Deben utilizarse en cultivos perennes que requieren poca renovación, como árboles, arbustos y parterres perennes. Por lo tanto, debes excluirlos si buscas mantillo para huertos.

Astillas de madera: Proporcionan una protección duradera y debes aplicar un abono rico en nitrógeno antes de esparcirlas.

Corteza de pino: recomendada para las plantas ácidas.

Recortes de setos precompuestos de árboles y arbustos: Si tienes una trituradora, puedes convertir tus recortes en mantillo. Sin embargo, recuerde excluir los residuos de poda de coníferas para evitar la acidificación de su suelo.

Mantillo con una vida media < 4 años

Pueden utilizarse para todo tipo de plantas y para cultivos de ciclo corto.

Recortes de césped: Puedes reciclar tus recortes de césped para convertirlos en mantillo. Pero recuerda limitar su grosor a unos pocos centímetros para evitar que se pudra.

Abono orgánico sin madurar: Utilízalo sólo en plantas que ya se hayan desarrollado. Evita el contacto con los tallos y tocones para evitar quemaduras.

Paja de lino y cáñamo: Estos mantillos, con sus excelentes propiedades de aislamiento térmico, son muy adecuados para el acolchado de huertos y lechos de plantas anuales o perennes. Además, su pH casi neutro o ligeramente ácido los convierte en mantillos ideales para sus rosales.

Hojas muertas: Se compostan de forma natural al pie de las plantas.

Cáscaras de alforfón: Mantillo versátil que repele babosas y caracoles.

Fieltro para acolchado hecho de fibras vegetales: Puede utilizarse para crear un parterre de plantas perennes o un seto. Deja pasar el agua y el oxígeno, pero no la luz. Esta particularidad permite utilizarlo en un suelo ya invadido por «malas hierbas» y transformarlo en humus al cabo de unos meses.

Paja de cereal: Es el mantillo llamado «tradicional». Pero hoy en día es difícil encontrar paja orgánica sin tratar. Además, la paja tiende a salir volando y puede traer semillas de plantas que no necesariamente quieres ver crecer en tu jardín (malas hierbas).

¿Cómo se puede acolchar el suelo con éxito?

Ahora que sabes qué tipo de mantillo es el mejor para tus cultivos y cuánto tiempo quieres protegerlos, puedes empezar a acolchar tu suelo.

Estos son algunos consejos que te ayudarán a saber cuándo y cómo acolchar:

  • No acolchar con vientos fuertes.
  • No cubras el suelo congelado, ya que puede retrasar su calentamiento.
  • No cubras con mantillo la tierra con malas hierbas, a menos que utilices un fieltro de fibra vegetal.
  • Riega abundantemente el suelo antes y después de acolchar.
  • Respeta un espesor mínimo de 5 a 10 cm. Excepto las cáscaras de trigo sarraceno y el cáñamo que tienen un fuerte poder de cobertura.
  • Divide el acolchado en dos o tres etapas antes de alcanzar el espesor recomendado para evitar asfixiar a tus jóvenes plantas de flores y hortalizas.
  • Respeta el espaciado al crear tu parterre de plantas perennes para que cubran tu mantillo uno o dos años después de la plantación.
  • Añade de 2 a 3 cm de mantillo cada año para compensar las pérdidas al utilizar mantillo orgánico de corta duración.
  • Si quieres incorporar tu mantillo al suelo, hazlo en otoño.